Frente al hallazgo de la poca presencia de emoticones en el foro tipo debate de un gran medio comparado con la comunidad virtual, se despliegan recursos analíticos reveladores.
La creciente colonización de los espacios comunicacionales a partir de las Tecnologías de la Información (TI) tiene múltiples dimensiones, muchas insospechadas; no obstante, vamos avanzando y ya asoman investigaciones que nos hablan de emoticones y acotaciones icónicas. No son sólo nuevos términos ni neologismos nacidos de la reflexión académica, son las denominaciones que emergen de las nuevas formas de escritura del lenguaje multimedial.
Jóvenes investigadoras, como Valentina Pineda, empiezan a publicar informes que abren temas en la agenda investigativa (leer aquí). Aquí se explora el uso preferente de emoticones en dos espacios de internet, específicamente en foros. Al referirse a emoticones, la autora los define como “la combinación de símbolos prototípicos simples, cuya unión (y una vez que el lector haya girado la vista 90 grados a la izquierda) parece formar diferentes expresiones faciales”. Estos elementos de comunicación no verbal tienen como intención incorporar visualidad, ante la inexistencia en los foros de canales de este tipo. La autora compara el uso de emoticones y acotaciones icónicas en dos tipos de foros: uno instalado en un importante medio escrito (y digital) y el otro en el foro interactivo de una comunidad virtual.
Frente al hallazgo de la poca presencia de emoticones en el foro tipo debate de un gran medio comparado con la comunidad virtual, se despliegan recursos analíticos reveladores. En el segundo de los casos (comunidad virtual) se observan los rasgos propios de una comunidad que tiene un alto sentido de pertenencia y que utiliza los emoticones para producir un tipo de interacción caracterizado por lo lúdico. En el foro del gran medio, se privilegia la escritura lineal tradicional como único recurso para la argumentación. En este contexto los emoticones aparecen livianos y poco serios.
Estamos, entonces, en presencia de distinciones relevantes en las maneras en que la gente participa en la red, y no sólo por las diferencias propias de usar el correo, chat o buscar información. El tipo de relación grupal que se establece entre quienes comparten un cierto universo simbólico, lleva a la creación de emoticones propios. Usan aquéllos que están predeterminados y, paralelamente, crean recursos simbólicos propios, los que van definiendo las fronteras de ese grupo mediante símbolos asociados a intereses comunes.
Tales comunidades virtuales tienen en lo simbólico, los elementos que fijan la pertenencia al grupo, es decir, interés + escritura específicos perfilan una cierta identidad, la que se transforma al mismo tiempo en un espacio emocional y es, justamente, el uso innovador de emoticones lo que va consolidando la emoción compartida.
Los imaginarios entonces se van aprendiendo en el mismo proceso interactivo digital, la antigüedad de permanencia en el foro va dando paso a la familiaridad y al uso adecuado de los elementos no verbales que caracterizan a este particular lenguaje. Son espacios de aprendizaje que facilitan la exploración con la interacción. Un aprender-haciendo, que no se refiere a las prácticas de aprendizajes escolarizados.
Un foro destinado a la discusión, a partir de la pregunta formulada por los editores del medio nacional versus la interactividad afectiva y lúdica de una comunidad de intereses, nos habla de las diferencias de usos de las tecnologías digitales, lo que redunda en tipos específicos de interacciones, donde la creatividad de los sujetos va superando las limitaciones de la ausencia de visualidad y en algunos casos de sonido.
Son estrategias que nos hablan de gramáticas que se están construyendo y en las que la institucionalidad de la era industrial debe empezar a poner sus ojos. No es que haya que desplazarse hacia estos espacios emergentes para estar “a la moda”, sino para manejar los registros de las nuevas escrituras y narrativas. Como dice James Lull, se trata de la cultura (con c minúscula), aquella que crean los sujetos desde sus prácticas, en comparación con la Cultura (con C mayúscula) que representa el orden social heredado.
El punto es que en este siglo XXI cada vez los individuos son más activos y podrían empezar a dar levemente la espalda a propuestas culturales tradicionales: es lo que muchos soñaron, la palabra multiplicada, ¿cuánto tiempo más estaremos sin escucharla/verla=sentirla?