La publicidad es considerada como una herramienta comunicativa de primer orden con gran capacidad de influencia en la cosmovisión social, y lo es a pesar de que esta forma de comunicación está sobrevalorada en muchos aspectos. Además, el Estado tiene la obligación de ordenar correctamente la sociedad civil, y de propiciar la educación de los ciudadanos y todo aquello que esté vinculado con la máxima del bien común. En este texto se investiga cómo es y hacía dónde debe ir la publicidad institucional del Estado en el fomento de la cultura de paz. La cultura de paz es un proyecto defendido y auspiciado por la UNESCO, vertebrado en todo un universo teórico y conceptual, que no se refiere únicamente a la paz como ausencia de guerra, sino que incide en todas las formas de relaciones humanas y sociales. Para ello se han analizado minuciosamente 61 campañas, sobre una muestra de más de 190.