Acaba de ver la luz otro “Proyecto Horizon”, en este caso su eje de análisis es el de los horizontes de penetración de las tecnologías de la información y comunicación en la educación superior en Iberoamérica entre los años 2012-2017. Para su construcción han participado 45 expertos en el uso innovador de la tecnología en educación de 12 países latinoamericanos, España y Portugal.
El resultado del informe, se concreta en la inserción de las siguientes tecnologías en los horizontes de un año o menos, de dos a tres años, y de cuatro a cinco años. Para el primero de los casos las tecnologías que se presentan son las siguientes: contenido abierto, aplicaciones móviles, computación en nube, y entornos colaborativos; para el segundo: entornos personales de aprendizaje, tabletas, aprendizaje basado en juegos, y geolocalización; y para el tercero: analíticas de aprendizaje, cursos masivos abiertos en línea, aplicaciones semánticas, y realidad aumentada.
Aunque para ello se nos avise en el informe que se deben superar una serie de retos en las instituciones educativas: la necesidad de cambiar las estructuras institucionales hacia modelos de la sociedad del conocimiento, el que el profesorado haga un uso eficiente y apropiado de las tecnologías para la facilitación del aprendizaje y la investigación, y la necesidad de alcanzar unos niveles óptimo de alfabetización digital en los estudiantes y en los profesores.
Los éxitos de aciertos que han tenido los diferentes informes Horizon, son siempre discutibles, sobre todo en los niveles más altos de penetración, como consecuencia lógica de la rapidez en la que se desenvuelve el mundo tecnológico actual. Piénsese por ejemplo, el breve tiempo que llevamos hablando de tecnologías como la “web 2.0”, el “social media” o los “entornos personales de aprendizajes”.
Términos que aparecen con cierta facilidad con las publicaciones actuales, pero que si revisamos las bibliotecas, analógicas o digitales, de hace algunos años su aparición era una rareza. Pero salvando estos niveles, en los más cercanos temporales, su acierto es elevado, como se puede ver haciendo una revisión histórica. Y es desde aquí desde donde quiero hacer una serie de reflexiones.
Nos vamos a encontrar con dos grandes líneas de acción en el avance de las tecnologías, por una parte una referida a la flexibilidad; es decir, a acceder a la información independientemente de una serie de aspectos, de los que aquí me gustaría señalar tres: el espacio, el tiempo, y la tecnología utilizada. Se trata por tanto “de poner a disposición” de alumnos y profesores de tecnologías que puedan ser amigablemente controladas por ellos, y no por las instituciones como ocurre muchas veces con los tradicionales LMS. Y matizo lo de “poner a disposición”, puesto que frente al cúmulo de tecnologías que las instituciones de formación quieren poner a disposición de los alumnos y los profesores, la realidad es que cada vez se utiliza más en la práctica de la enseñanza tecnologías de la llamada “web 2.0” y “computación en nubes”, gestionadas fuera de la institución escolar. Aunque desgraciadamente muchas veces las mismas son sancionadas por los equipos informáticos de las instituciones, y no pueden ser utilizadas dentro de las redes académicas por los problemas “satanizadores” que puede traer a las instituciones de formación herramientas como “Youtube”, “Facebook” o “Skype”, para el “buen pensamiento” de los alumnos y el “uso apropiado” de las tecnologías en las instituciones universitarias.
Creo que no nos equivocamos al señalar que cada vez se llevan a cabo más acciones formativas por profesores y alumnos, fuera de las herramientas puestas a disposición para ellos por las instituciones educativas. Por otra parte la idea de que la realización de la formación “virtual”, puede exclusivamente llevarse a cabo a través de plataformas de LMS, va perdiendo progresivamente terreno, y los LMS van convirtiéndose cada vez más en uno de los recursos que dentro del “ecosistema virtual” el profesor puede movilizar para llevar a cabo este tipo de formación. Tecnologías como los “Entornos personales de aprendizaje”, o PLE como comúnmente se les conoce, van adquiriendo presencia en la formación, al ir entendiendo que cada vez más que la formación en la sociedad del conocimiento, no se desarrolla exclusivamente a través de los entornos formales de formación, sino que empiezan a tener verdadera significación los entornos informales y no formales.
Esta combinación de enfoques tecnológicos nos lleva a que empiecen a acuñarse términos como “ePLE” o “iPLE”, para referirse con ellos a la combinación de los tradicionales elementos tecnológicos del denominado “e-learning” con las herramientas web 2.0 que nos permite crear nuestro PLE, y la utilización de la perspectiva de los “entornos personales de aprendizaje” en los contextos institucionales.
Por lo que se refiere a la segunda línea que anteriormente apuntamos, tenemos que señalar que las visiones del aprendizaje colaborativo y grupal, van ganando terreno en la formación virtual, posiblemente por el impacto y la presencia que los “social media” están adquiriendo en los últimos tiempo, y porque las concepciones de lo que entendemos por aprendizaje se han visto modificadas en los últimos tiempos, al entender que aprendemos a través de buscar información, filtrarla y seleccionarla, organizándola, generando nuevos contenidos, compartiéndolos, comunicándolos, e interaccionando con otros. En definitiva en cambiar los puntos de mira del proceso, y en vez de llevarlos únicamente hacia donde obtengo la información y como la puedo archivar, dirigirlos además hacia donde puedo reflexionar sobre la
información, como puedo construirla, y donde me puedo relacionar para ponerla a disposición del resto de miembros. Posiciones como las apuntadas posiblemente nos lleven a que seguir hablando que “e-learning”, pueda ser dentro de poco una visión arcaica del fenómeno de la formación virtual, y debamos referirnos a ella con denominaciones como “e-learning 2.0”, por la fuerte implantación que la visión grupal y colaborativa tendrá en la formación, y por la penetración de los “social media”.
Julio Cabero Almenara
Director de Pixel-Bit, Revista de Medios y Educación