Este es un tema que preocupa a muchos padres ya que afirman, con razón, que no suelen especificarse las edades cuando se habla de tecnología. Ya he dicho en algún momento anterior que no soy especialista en estos temas, ni pretendo serlo. Me parece que si se tiene un poco de sentido común el asunto se puede resolver con acierto.
Precisamente la tecnología permite abrirse a un mundo que puede potenciar el trabajo en equipo, el aprendizaje colaborativo, la simulación, las visitas virtuales a ciudades y museos, al mundo natural, el acercamiento, en suma, a una realidad que de otro modo sería inalcanzable para la mayor parte de los niños. Y, por encima de todo esto, permite que el niño pueda crear contenidos o expresar creativamente sus aprendizajes, etc. Porque el aprendizaje que necesitamos ahora es distinto del de otros tiempos, cuando menos necesita que el alumno sepa preguntarse por la información que necesita para determinada actividad, sepa dónde buscarla, analizarla críticamente, sintetizarla, modificarla para sus propósitos y tantas otras cosas que ya sabes…
Me interesa, una vez más, enfatizar que el uso de la tecnología nos permite, si lo hacemos con la estrategia y software (sentido amplio) adecuados, personalizar la experiencia de aprendizaje y permitir que cada niño aprenda apoyándose en sus intereses, sus puntos fuertes, compensando sus debilidades, recibiendo un adecuado estímulo y reto intelectual. Algo que con la escuela actual no es posible la mayor parte de las veces.