Es frecuente que los jóvenes puedan realizar múltiples tareas en períodos breves o paralelamente. Les da la capacidad de estar en muchos lugares virtuales.
La preocupación por el uso que hacen los adolescentes de los medios masivos y las tecnologías de la información (TI) es un tema recurrente en las conversaciones de padres y docentes. En el mundo adulto y, especialmente, entre quienes tienen responsabilidades en la crianza y formación de las generaciones emergentes, se escucha a menudo que estamos ante la presencia de una “generación conectada”, es decir, que hace un uso intensivo y extensivo de los medios de comunicación a nivel digital y analógico.
Pero ¿qué dicen las investigaciones empíricas al respecto? ¿A qué se conectan? ¿Y desconectan? ¿Lo hacen en forma homogénea? ¿Han cambiado sus formas de interrelacionarse con la comunicación mediada respecto a las generaciones que los preceden?
El Departamento de Estudios del Consejo Nacional de Televisión (CNTV) ha publicado un trabajo sobre este tema tomando como base la Encuesta Nacional de Televisión (www.cntv.cl/medios/Publicaciones/2009/Estudio_Television_y_Jovenes.pdf).
Una primera aproximación permite afirmar que el surgimiento de las TI y su velocísima integración a las prácticas cotidianas de los jóvenes están cambiando la dieta medial. La instalación de internet -como práctica diaria- es superior a la de los adultos (42,1% versus 20,8%). En el caso de la TV abierta, la radio y los medios escritos la exposición es mayor en los adultos. En el caso de la TV paga (cable o satelital) es estadísticamente similar, pero lo interesante es que en el tiempo la TV abierta y la radio tienden a disminuir en consumo, no obstante, los diarios y la TV paga se mantienen más o menos estables.
Por otra parte, si consideramos la estratificación socioeconómica, el consumo de los estratos más pobres es mayor que aquellos con más recursos, aunque los jóvenes en general están emigrando de la pantalla chica. ¿Quizás a la cuarta pantalla? La posesión de computadores o acceso a TV paga cambia la tendencia, disminuye la presencia frente al televisor.
Como en general los jóvenes de menos recursos no tienen posibilidad de acceder a la TV paga o un PC en casa, tienden a concentrar su consumo de medios en la TV abierta, aunque no está claro si por satisfacción a los contenidos presentados o a factores contextuales. En todo caso, sí está claro que sus posibilidades de acceder a medios distintos y a desarrollar interacciones digitales vía internet no están al alcance de una buena parte de ellos. A esto, debemos sumar una educación de mediana o baja calidad, lo que implica que los docentes deben hacer esfuerzos crecientes para aumentar el capital cultural. No obstante, muchos maestros y padres realizan esfuerzos diarios para formar supliendo las dificultades. He aquí un tema central para una política hacia los jóvenes que pretenda fortalecer sus habilidades y competencias comunicativas.
La interacción de los jóvenes con el sistema infocomunicativo se modifica con el tiempo. En la década pasada pudimos observar que la exposición a los medios masivos en los hogares y, especialmente, en las habitaciones juveniles era más intensa que la de los adultos, donde se da un flujo de mensajes simultáneos, que los adolescentes combinan con otras actividades como hacer tareas y/o comer: estilo “multi-abarcativo”. Hoy esta situación se ha agudizado debido a la amplia dotación doméstica de dispositivos digitales que van desde celulares hasta video-juegos. Es frecuente que los jóvenes puedan realizar múltiples tareas en períodos breves o paralelamente. Esto les da la capacidad de estar en muchos lugares virtuales desde los cuales van viviendo la amistad, la escuela, su familia y la construcción de sí mismos.
Quizás los adultos sintamos que es “demasiado”, que no-se-pueden-hacer-tantas-cosas-a-la-vez. No obstante, los jóvenes si lo hacen y ¿lo hacen mal?