Desde que Tus Ojos inició su andadura en 2002, nuestra premisa ha sido siempre ¿cómo ser útil a la sociedad? Por el camino hemos ido encontrado pequeñas pistas, y a día de hoy, la sensación de que estamos muy cerca de llegar a la meta: elaborar productos y desarrollar servicios que ayuden a la condición humana, tanto para generar una sonrisa como para consolidar una idea, un valor. Partimos con el hándicap de no ser pedagogos sino cineastas; nos falta el enfoque educativo. Conocedores de este punto débil, hemos puesto en común reflexiones venidas del mundo del cine –de directores como Roberto Rossellini, Víctor Erice, o Abbas Kiarostami– con reflexiones de profesores universitarios volcados en la investigación del uso del cine en el aula, como Agustín García Matilla, José Ignacio Aguaded, Enrique Martínez-Salanova o Tomás Andrés Tripero. Eso sí, fijemos el objeto de reflexión: qué puede aportar el cine a la educación y cómo implementar una metodología de utilización.
¿Cuál es el valor añadido de llevar el cine al aula, y sobre cuáles materias o planteamientos teóricos debe utilizarse? Los cineastas mencionados veían, como punto de inflexión en el uso del cine en el aula, la generalización del soporte digital (la televisión en el caso de Rossellini); mientras que el profesorado destaca cómo el uso del cine en el aula permitiría fomentar la reflexión y generar espíritu crítico en los estudiantes. Desde Tus Ojos añadiríamos algunas posibilidades más: la formación en valores y la mirada hacia el otro, el posicionamiento solidario. Tracemos un camino, paso a paso.
Cine: sensibilizar desde la emoción.
Es muy recurrente hablar del cine como herramienta capaz de emocionar. El cine se apoya en las estructuras narrativas clásicas para generar en el espectador sensaciones capaces de acelerarle el ritmo cardiaco: emociones ante una historia romántica, emociones ante un héroe muy bondadoso, pero también emociones ante situaciones que ocurren en el mundo día a día y que somos capaces de identificar. Cuántas veces, fruto de la emoción, hemos llegado a decir de una película,“parece más real que la vida misma”. A la hora de dar a conocer realidades sociales con las que posicionar al espectador, la emoción puede ser determinante para creer que alguna acción deseada es posible. Genera un efecto motivador: la emoción puede afectar a la percepción de la realidad, nos lo creemos más cuanto más emocionante es. Anotemos, por tanto, como primera conclusión, que en el visionado de películas que transmitan una realidad social sobre la que pretendemos sensibilizar a nuestros alumnos, inicialmente debe ser una película capaz de emocionar.